El retrovisor
El retrovisor
Era ya una costumbre hacer reuniones en donde toda la
familia se juntaba para poder pasar un rato agradable en familia, y hacía ya
años que el abuelo se sentaba en su viejo sofá y los nietos formaban una media
luna alrededor de él solo para escuchar las historias del abuelo. Todas estas
historias, memorias, cuentos dejaban encantados a los nietos cada vez que el
abuelo las contaba y a veces los dejaban llenos de duda y terror.
Este día fue una de esas ocasiones, el abuelo se sentó
en su sillón, y frente a él, los nietos se acomodaron todos en el suelo, los
que ya eran mayores (entre ellos los hijos y nietos más grandes) se sentaron en
los muebles de la sala, pero todos prestando completa atención al abuelo.
El abuelo comenzó a contar la historia.
— Bueno, esta historia es acerca de dos hermanos que vivían junto con sus padres en una casa en el campo, estoy hablando de dos hermanos que no eran más grandes que Daniel y no más chicos que Alejandro (Daniel tenía la edad de 18 años mientras que Alejandro tenía 14 años), estos dos hermanos acostumbraban a hacer labores del campo, alimentar al ganado, bañarlo y de todas esas cosas que se hacen en el campo. Todos los días se levantaban muy temprano se subían a su tractor y recorrían el rancho para dejar pastura y agua al ganado, y así día tras día.
— Eran dos hermanos muy unidos el uno con el otro, solían en sus tiempo libres salir a andar en una vieja moto que su padre les había regalado para que se despejaran un poco, después de haber terminado sus labores claro.
— Es aquí en donde empieza lo aterrador, un día como cualquier otro, o bueno al menos eso creían los dos hermanos, salieron y como era de costumbre recorrieron todo el rancho para darles alimentar al ganado, al regresar decidieron montar la vieja moto, subió primero el mayor de los hermanos y detrás de el su hermano menor, salieron con rumbo al norte por el camino de graba que pasaba frente a su rancho, un camino rodeado por grandes arboles que apenas dejaban penetrar los rayos del sol con sus frondosas hojas, siguieron unos minutos su camino, dieron la vuelta para regresar y el menor de los hermanos bajó de la moto, para poder orinar, camino y encontró unos pequeños arbustos en donde entró para que nadie lo viera, el hermano mayor permaneció sentado en la moto esperando a su hermano hasta que sintió que su hermano había subido a la moto y volvió a acelerar y seguir por aquel camino de graba, pero algo no estaba bien, había un silencio inquietante entre ambos hermanos, el ambiento que se sentía era sombrío y presado, como si alfo no estuviera bien, el hermano voltio su mirada hacia el retrovisor, detrás de el vio lo que parecía ser una forma antropomorfa oscura en donde debería de estar su hermano, no contuvo el miedo, apretó el freno lo más rápido que pudo causando que perdiera el control de la moto y haciéndolo caer de ella. Estando tirado en el suelo, se levantó de un salto, voltio con la esperanza que aquello que había visto no fuera más que un producto de su imaginación pero su hermano no estaba ahí, solo era el y la moto rodeado por aquellos enormes arboles del camino pedregoso, puso de pie lo más rápido que pudo la moto y regreso de donde había venido para buscar a su hermano pero jamás lo encontró.
Pasaron los años y nunca y nunca pudo sacar aquel recuerdo de su mente, lo acechaban las preguntas de ¿Qué había sido aquello que había visto en el retrovisor aquel día? y la peor ¿Qué había pasado con su hermano y qué relación tenia aquella figura oscura que había visto con su hermano?
El abuelo terminó su historia y la sala permaneció en silencio, nadie dijo nada, los niños se miraban unos con los otros y los mayores hablaban en susurros hasta que uno de los nietos pequeños preguntó al abuelo
— Abuelo, ¿Él se olvidó de su hermano cuando creció?
— Nunca lo olvidó hijo
Cunado terminó de decir esto, los mayores se empezaron a levantar de sus asientos y fue como si volviera el ambiente de convivencia en aquella casa, todos empezaron a reír y a platicar unos con los otros y uno de los hijos mayores del abuelo dijo
— Bueno qué les parece si empezamos a cenar
Y así fue como
todos sentaron a la mesa para empezar a cenar, fue una cena muy amena, era una
familia estupenda todos platicaban sin parar mientras cenaban, los nietos
pequeños se sentaban en una mesa aparte y cenaban y jugaban unos con otros, y
así fue como para el final de la cena el abuelo se paró de la mesa y dijo que
tenía que salir por un poco de aire, se dirigió hacia la puerta trasera y salió
hacia el patio, se paró a pocos metros de la puerta y dio un respiro profundo y
miro hacia al frente, frente a él había
un viejo garaje en donde guardaba muchos de sus objetos de valor, camino
hacia el y cuando estaba frente a la puerta saco de su bolsillo una llave, la
introdujo en la cerradura, abrió la puerta y oprimió el apagador que se
encontraba a un lado, había muchas cosas viejas en aquel garaje pero el solo
miraba a una aquella noche, era una vieja manta empolvada que se encontraba
cubriendo lo que parecía ser una vieja motocicleta.
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